domingo, 17 de enero de 2016

Capítulo 11 - H2A

Hola Amantes de la lectura!

Henos aquí con un nuevo capítulo de la novela, que cada día avanza más y ya veremos donde nos lleva. Por lo pronto ya ven lo que ha sucedido con Hella y Charles y de momento descubriremos si ésta se atreve o no a llevar más allá esto que va surgiendo entre los dos, sin que con ello traicione a su mejor amiga. Ambos capítulos se encuentran desde el viernes publicados en Wattpad.

Bueno, sin más dilación, aquí lo tienen:

Capítulo 11
Sabor a Derrota




Charles no pudo dormir en toda la noche, así que decidió atiborrarse de licor. Cuando se fue a la cama estuvo buen rato mirando al techo abovedado, pensando en la situación y de cómo había perdido por completo el control. Se preguntó qué habría pasado si Hella no lo hubiera detenido ¿Él habría sido capaz de seducirla allí mismo? Tocarla, saborearla, había sido tan intenso, tan delicioso que, decididamente él no habría podido parar. Ella le despertaba sentimientos que jamás creyó posibles, puesto siempre había sido tan práctico y muy poco dado al romance, simplemente había aprendido a dominar muy bien el arte de la seducción y no había mujer que se le resistiese. Aunque no se vanagloriara de ello, ya que siempre había sido muy reservado y esperaba que el perfecto caballero. Pero allí estaba él, completamente seducido, «no, no era seducción, Hella no era esa clase de mujer, pero había un no sé qué en ella que lo atraía poderosamente, que le impelía a cuidarla, a adorarla… a amarla».
Sus ojos se abrieron desmesuradamente frente al golpe de tal afirmación, de su mente, su cuerpo o quizás su corazón, no lo sabía con certeza, pero lo cierto era que la emoción que eso le produjo fue inconmensurable.
****
Hella despertó con un enorme cansancio y hastío, era domingo así que no podía marcharse al trabajo y tratar de ocupar su mente en algo más constructivo y no en pensar en todo lo ocurrido la noche anterior. Luego de desperezarse se levantó y se fue al sanitario donde se cepilló los dientes y tomó un reconfortante baño. Luego se vistió y fue a prepararse un poco de té que era lo que único que podría tolerar ya que no tenía apetito. Encendió el estéreo y comenzó a sonar una canción algo teatral pero que le gustaba muchísimo, de uno de sus grupos favoritos, FUN, “Be Calm”; y por un momento esa canción sonaba exactamente como lo que ella necesitaba escuchar, así que comenzó a tararearla y cantar como para sacar de sí tanta frustración y tanta tristeza, encendió su laptop y se puso a trabajar.
****
Por primera vez en mucho tiempo Charles decidió utilizar su auto, ya que desde hacía mucho, cada vez que llegaba a la ciudad había requerido de la limosina y Frank para movilizarse, pero ese día necesitaba tomar el control, así que cuando le dijo a Frank que mantuviera a punto el Jaguar F-Type Coupé, su última adquisición, éste lo miro no con poco asombro.
No estaba muy seguro hacia donde se dirigía hasta que se le ocurrió una idea, lo que necesitaba era agotar todas sus energías, así que ¿Qué mejor que un buen partido de tenis o bádminton? De manera que llamó a Roger y le pidió que se encontraran en el club. Cuando llegó, Roger ya se hallaba esperándolo.
   —¿Vaya, vaya, pero a quién tenemos aquí? —dijo con una sonrisa sardónica.
   —No estoy de humor Roger —respondió secamente—. Espero que no hayas tenido otros planes entre manos, pero considerando que decidiste abandonarme anoche, creo que me lo debías.
   —¿Tan mal te fue? — Indagó éste mordazmente.
   —No en realidad. — Se sorprendió respondiendo Charles—. La verdad es que fue interesante, pero resultó agotador también. Necesito quemar energías, hasta quedar exhausto, hasta que ya no pueda pensar siquiera.
   —Vaya, podrías haberme llamado anoche y así salir a evadirnos con placeres más excitantes ¿No crees?
   —No creo que eso me sirva de mucho ahora —respondió cáustico.
   —Te veo muy mal querido amigo.
   —¿A qué te refieres?
   —¿No prefieres sumergirte en el exuberante y delicioso cuerpo de una mujer? Eso es muy raro y poco digno de ti ¿acaso?...
   —¿Acaso qué Roger? — Lo miró retadoramente. Roger le palmeó el hombro y socarronamente le dijo:
   —Creo que te ha picado el mosquito del amor Manners.
Charles lo miró como si fuera un fenómeno y por un momento Roger sintió compasión de su amigo. Le hizo señas para que lo siguiera al café. Allí se sentaron y hablaron.
   —¿Y cómo se llama la infeliz suertuda?
   —¿Por qué dices eso? No es un juego —repuso tajante—. ¿Cómo puedes estar seguro? No he dicho que éste enamorado, no, no…
   —Charles, te conozco bien, jamás te negarías el placer de una hermosa mujer. Ambos siempre hemos sido lo que somos. — Se encogió de hombros y lo observó de soslayo—. Y últimamente, bueno, en las últimas dos semanas te has comportado casi como un monje. Creo que desde que… hmmm, sí, desde que nos encontramos con la deliciosa Vivian Thompson. Recuerdo que se marcharon juntos esa noche —dijo en señal de triunfo y cómo si hubiera descubierto un gran secreto.
Charles suspiro y lo miro con fastidio.
   —¿No sé por qué soy tu amigo? A veces eres tan estúpido, aunque debo reconocer que atinaste un poco. — Roger lo obsequió con una sonrisa guasona.
Sabía que Charles no hablaba en serio, solían tratarse de esa manera, ambos eran como el hermano que nunca habían tenido, si bien el hermano de Charles había muerto muy pequeño y éste tenía también una hermana menor, Rose, a quien adoraba por encima de todo.
   —Entonces ¿Me vas a hablar de ella o qué?
   —Ya te dije que no estoy para tus tonterías, sólo quiero jugar un partido hasta quedar agotado, así que te recomiendo que hoy no apuestes porque vas a perder.
   —Ah ¿sí? Creo que me subestimas Charles, además dudo que con lo atormentado que sé que debes estar por lo de tu repentino enamoramiento de la señorita misteriosa, logres mejorar tú juego, más bien todo lo contrario, así que, que se abran las apuestas. — Ambos rieron sonoramente.

****
A media mañana Hella decidió llamar a Charlotte, ya que no lo había hecho la noche anterior, por lo que estaba segura de que ésta debía estar más que preocupada, molesta, de modo que inspiró profundamente y marcó su número celular.
   —¿Hola? —Se escuchó la voz de Charlotte, al otro lado de la línea y por como había sonado dedujo que le vendría una reprimenda—. Vaya, así que finalmente das señales de vida Hella Foster ¿Sabes lo preocupada que estaba? Llamé y tu teléfono apagado, llegué a pensar lo peor, pero no, Scott trató de tranquilizarme diciendo que las malas noticias eran las primeras en llegar, que tal vez tu teléfono se había descargado y no sé qué otra cosa. — Hella la escuchó pacientemente hasta que ésta se calmó.
   —Lo sé, lo siento Charlotte, fue una noche pesada, comenzó a llover, así que tuve que refugiarme bajo el primer edificio que encontré ¡Luego el señor Manners! — Se tapó la boca y calló.
   —¿El señor Manners qué Hella? — La interrogó inmediatamente y sin tregua—. ¿Hella? Hola ¿Sigues allí?
Hella reaccionó—:Yo, sí, aquí estoy Charlotte.
   —¿Qué sucedió con el señor Manners Hella?
   —Nada, en serio. — Suspiró enfadada consigo misma, por su estupidez—. Él me avistó y pues me trajo a casa. — Obvió el resto de la historia.
   —¿En serio? Uyyy, ¡qué emoción! Y ¿qué te dijo? ¿Sobre qué asunto hablaron?
   —De nada en particular —respondió algo irritada—. Sólo cruzamos unas palabras, parecía agotado y yo definitivamente lo estaba.
    —Francamente Hella, eres tan tonta. — Le reprendió Charlotte.
   —¿Qué esperabas que hiciera? ¡El no! Yo…
   —Eres tan tonta Hella. — Repitió—. Seguro fue como ver al príncipe llegar en su enorme carruaje y… — Hella escuchó como su amiga exhalaba un suspiro.
   —¡Y nada! — La interrumpió bruscamente—. ¡Sólo fue caballeroso conmigo, como lo haría con cualquier persona en la misma situación, además por el hecho de que soy la amiga de Vivian, nada más!
   —No te molestes ¡Cielos! ¿Qué rayos te ocurre hoy? Señorita malhumorada y sensible.
   —Sólo quería que supieras que estoy bien, que llegué bien anoche, te veo mañana ¿sí? Adiós. — Y finalizó la llamada. No quería ahondar en la conversación puesto que Charlotte querría sonsacarle algo más, a lo que ella no estaba muy dispuesta en ese momento. Ella era de las que preferían más bien guardarse las cosas; además, se trataba del amante de Vivian, se sentía asqueada de sí misma, por desearlo y por ser incapaz de sacárselo de la cabeza y francamente de la piel, temblaba de sólo pensar en la forma en que la había tocado y besado, y no supo muy bien cómo fue capaz de rechazarlo. Así que decidió irse a casa de su madre y que ésta la consintiese un poco. De modo que sin pensarlo mucho tomó sus cosas, abrió la puerta y se marchó.
****
En su vida Charles había sido derrotado de forma tan humillante, había perdido la cuenta de la cantidad de errores cometidos, su saque era terrible, de seguro su instructor se habría horrorizado. Roger parecía totalmente complacido, su sonrisa satisfecha y descarada.
   —Te dije que te aplastaría Manners —dijo autosuficiente.
Charles lo observaba regodearse con el rostro totalmente contraído no sólo por el cansancio sino por la rabia e impotencia irrefrenables que sentía. Se encontraba inclinado, las manos sobre las rodillas, tratando de aminorar la velocidad de su respiración y los latidos de su corazón. Sentía que no habían valido la pena tantas molestias, ya que bajo ninguna circunstancia había podido sacarse de la mente los hechos de la noche anterior.
Se había sentido terriblemente mal por no acompañar a Hella hasta su casa, por la forma en que la había despedido. Necesitaba saber cómo se encontraba y qué sentía, si pensaba que él era un canalla y un aprovechador, un libertino sin escrúpulos. Se sentía miserable y un completo imbécil.
   —¿Qué dices si vamos a comer y tomarnos algo luego? —musitó unos minutos luego Roger.
   —Seguro, pero primero a las duchas. — Sonrió muy levemente.
   —Vaya, me sorprendes Manners —dijo incrédulo pero muy sonriente—. Creí que te pondrías insoportable, con lo mal perdedor que eres. Vaya, sí que te está afectando ésta chica, Vivian.
   —Ya te dije que no se trata de Vivian ni de nada de lo que te estás imaginando.
   —¿Entonces se trata de alguien que no conozco? — Añadió ceñudo.
   —No estoy de humor Wilson, démonos prisa ¿Sí? Creo que estoy famélico.





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